22 dic 2010

Testamento

Hace muchos años un viejo beduino en su lecho de muerte hizo llamar a su tres hijos para comunicarles que su días pronto llegarían su fin, y que había preparado el testamento.
A los pocos días se produjo el fatal desenlace. Una vez terminado los funerales, los tres hijos se dispusieron para abrir y leer el testamento, que decía lo siguiente:

Todo mi capital es de 11 camellos.
Dispongo que a mi primogénito le sea entregada la mistad de ellos.
A mi según hijo le será entregada una cuarta parte.
Y a mi benjamín se le entregará una sexta parte.
Esto es lo que dispongo que se haga.

Uno de los hijos dijo, pero esta partición es imposible, la mitad de 11 camellos serían 5 y medio. Como vamos a partir un camello por la mitad. No podremos cumplir con la última voluntad de nuestro padre…
Entre los tres se enzarzaron en un discusión de cómo hacer las particiones para que ninguno saliera perjudicado, pero por mucho que lo pensaban no encontraban una solución que satisficiera a los tres..

En esos momentos pasó por allí un viejo que les preguntó que les sucedía pues se había dado cuenta que tenían una discusión muy acalorada.
Los tres hermanos le explicaron lo que sucedía. El anciano les dijo: No os preocupéis yo os daré la solución…

Tenéis entre los tres 11 camellos, pues yo os prestaré el mio, con eso ya tendréis 12, no es cierto. Comentó el anciano.

Bien –continuó- Siguiendo las instrucciones de vuestro padre al primero le corresponde la mitad, es decir 6 camellos.
Al segundo le corresponde la cuarta parte, por lo tanto serían 3 camellos.
Y al tercero de vosotros le corresponde una sexta parta, por lo tanto son 2 camellos…

Como veis 6 camellos de uno, otros 3 camellos de otro y los 2 camellos del pequeño hacen un total de 11. Cada uno tenías vuestra parte incluso mejorada, y yo recupero el mio.

Así es como todos ganaron con las particiones y agradecieron al anciano lo que había hecho por ellos..- copiado de http://es.netlog.com/elena05/blog/blogid=3003292#blog